En el año 2005, un 40% de la población paraguaya vivía en áreas rurales, trabajando mayormente en la agricultura. Un 61% de las personas de estas áreas, se encontraban bajo la línea de pobreza nacional (50% en áreas urbanas) y un 12% eran considerados analfabetos. A su vez, sólo un 28% ha completado el nivel secundario, mientras que un 54%, en las áreas urbanas.  El mundo rural en Paraguay está marcado por altos grados de aislamiento y bajo capital humano. Para revertir esta situación, el Ministerio de Educación ha lanzado en el año 2010 un programa de multigrado destinado a escuelas iniciales en zonas rurales. El programa contempla asesoramiento y formación a docentes, así como un currículo modificado y alineado sobre las necesidades del mundo rural.

En el año 2007, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) financió un estudio con el fin de apreciar el impacto que tenía la pedagogía de la escuela agrícola San Francisco, en sus alumnos. Durante 3 semanas, un consultor entrevistó al director de la escuela, a los profesores y a los gestores de la Fundación Paraguaya. El análisis cualitativo destacó un aumento significativo de las habilidades de los niños en materia de gestión de negocio y emprendimiento. Para que el modelo sea replicable, el estudio puso en realce una serie de precondiciones que tienen que ver con las motivaciones de los docentes, que deben ser profundamente enfocadas hacia el aprendizaje a través de negocio; la ubicación de la escuela que debe tener un buen acceso a un mercado urbano local; y sus recursos, ya que se debe contar con un predio e infraestructura capaz de desarrollar varios negocios. Las principales fortalezas del programa de escuela agrícola autosostenible residen en el enfoque empresarial que promueve una fuerte dinámica hacia la innovación y el control de gastos.