El pasado 1 de marzo, se celebró el Día Internacional de la Cero Discriminación. Promovido por ONUSIDA, el programa de las Naciones Unidas para coordinar las actividades de la ONU en la lucha contra el sida, este día empezó a conmemorarse en 2014 para reivindicar un mundo más justo e igualitario, sin ningún tipo de discriminación. Es una fecha para promover la tolerancia, para destacar que todas las personas tienen derecho a vivir una vida plena y con dignidad, que nadie debe ser discriminado por ser quien es.

En SUMMA, reinvindicamos la discriminación cero defendiendo el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Los altos niveles de exclusión educativa en los sistemas escolares privan del derecho a la educación a NNA pertenecientes a grupos generalmente invisibilizados (estudiantes con discapacidad, migrantes, LGTBI+, privados de libertad, de pueblos originarios, etc).

Por eso lanzamos esta campaña enfocada en la educación como derecho humano. Negarla a determinados grupos es un acto de discriminación y exclusión. ¿Qué significa que la educación sea un derecho? Significa que el Estado está obligado a garantizarlo para toda la población, sin distinciones. La constitución chilena no resguarda una educación justa, que elimine brechas educativas incompatibles con una igualdad de oportunidad para desplegarse en la sociedad.

El derecho a la educación se ha visto amenazado en muchos sectores de la sociedad por la falta de conectividad y acceso a Internet. Según una encuesta realizada por SUMMA en 2020 a 3.176 docentes, “un poco más de dos tercios de los docentes encuestados manifiesta que los estudiantes no cuentan con los espacios adecuados y los recursos necesarios para estudiar. Sólo un 37% indica que cuentan con acceso a Internet”.

En América Central, en promedio, menos del 50% de los niños y niñas asisten al nivel inicial. Y las tasas de permanencia y deserción en el nivel secundario están 14 puntos por debajo del promedio de América Latina y el Caribe y golpea más a los más vulnerables.